Técnicas de distensión, autoestima y cooperación para usar con peques o jóvenes en cualquier entorno.
A veces no necesitas una gran actividad,
ni un circuito elaborado,
ni material complejo.
Solo necesitas una dinámica bien planteada,
que sirva para romper el hielo,
crear equipo,
o simplemente para soltar tensiones y disfrutar.
Hoy te traigo 4 recursos que usamos constantemente en nuestros programas, y que nunca fallan.
Útiles, versátiles y divertidos. Van desde la distensión y la autoestima, hasta la cooperación y la creación de grupos aleatorios.
1. Puntos tres: coordinación y risas aseguradas
Esta dinámica es tan tonta como efectiva. Se juega en parejas:
Contáis en voz alta del 1 al 3 de forma alterna:
A: 1
B: 2
A: 3
B: 1… y así.
Cuando ya sale fluido, sustituimos el 1 por una palmada:
CLAP, 2, 3…
Después, el 2 por un salto:
CLAP, SALTO, 3…
Finalmente, el 3 por agacharse:
CLAP, SALTO, AGACHARSE
Reto: Mantener la secuencia sin equivocarse.
Beneficio: Risas, atención, coordinación y conexión.
2. El cerdito chencho: autoestima y risoterapia
Perfecta para grupos pequeños o medianos y para romper la vergüenza.
Presentas un “cerdito bebé” (puede ser un peluche, o solo imaginario).
Dices que necesita mucho cariño porque acaba de nacer.
Cada persona le da un beso en una parte distinta del cuerpo (frente, oreja, panza, etc.) y se lo pasa al siguiente.
Cuando vuelve a ti, pides que cada uno repita el beso en el mismo lugar que lo recibió.
Se genera un efecto de cadena, atención al detalle y cariño colectivo.
Consejo: Funciona genial con peques, pero los mayores también se sueltan.
3. Guiar sin hablar: cooperación y lenguaje no verbal
Ideal para trabajar confianza y cohesión grupal.
El grupo inventa un lenguaje no verbal:
Golpe en hombro derecho = girar a la derecha
Golpe en hombro izquierdo = girar a la izquierda
Toque en espalda = avanzar
Toque abajo = parar
Se colocan en fila, y el primero va con los ojos vendados.
La persona del final recibe las instrucciones y las transmite por toda la cadena, sin hablar.
Objetivo: que la persona vendada llegue a un punto o supere un recorrido.
Resultado: comunicación, cooperación y muchas risas por errores inevitables.
4. Latas de sardinas: formar grupos sin que se note
¿Cansado de decir “1, 2, 3, 4…” para hacer grupos? Esta es tu salvación.
Funciona así:
Todo el grupo camina libremente por el espacio.
El monitor grita:
“¡Latas de sardinas de 3!” → deben agruparse en grupos de 3.
Luego “¡de 2!” → cambian.
Luego “¡de 4!” → se reorganizan.
Cuando quieras formar los grupos definitivos, dices:
“¡Latas de sardinas de 10!”
Y con esas agrupaciones, siguen la actividad.
Crea grupos al azar sin que se note, con movimiento, y de forma dinámica.
Ideal al inicio de actividades o como transición entre bloques.




