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Dinámicas para un Taller de Risoterapia: Risas, Vínculos y Mucha Energía Positiva

La risoterapia no es solo reír por reír. Es una herramienta terapéutica con base psicológica que ayuda a mejorar la calidad de vida tanto en niños como en adultos. Ya sea para romper el hielo, generar confianza o simplemente liberar tensiones, hoy te traigo varias dinámicas que puedes aplicar fácilmente en cualquier sesión de risoterapia, desde los 6 hasta los 99 años.

1. Nubes de Gominola: una presentación sabrosa

Formamos un círculo con todos los participantes y repartimos dos nubes de golosina a cada uno. La dinámica consiste en que, con las nubes en la boca, cada persona diga su nombre… lo que provocará más de una carcajada.

Puedes añadir una vuelta extra: que también digan cuál es su deporte favorito, algo que odian o lo que más les gusta hacer. El objetivo es sencillo: romper el hielo y generar complicidad.

2. Vocales y consonantes

De nuevo en círculo, pedimos a cada participante que diga su nombre… pero solo usando las consonantes. O si prefieres una versión más divertida y accesible, solo con las vocales. Risas garantizadas y una manera original de recordar los nombres del grupo.

3. El juego de las sillas y los colores

Necesitarás sillas (una por persona), rotuladores de colores lavables y algo de espacio.

Pinta en la mano de cada participante un color (rojo, verde, azul, amarillo…). Una vez asignados los colores, todos se sientan. El dinamizador irá diciendo colores al azar. Cada vez que salga un color, los participantes con ese color deben moverse una silla a la derecha… y sentarse encima de quien esté allí.

El caos, las risas y los momentos absurdos están servidos. Además, se trabaja la atención, la tolerancia y la conexión grupal.

4. Mírame y cuéntame

Una actividad más introspectiva pero muy efectiva. Formamos parejas. Durante un minuto, deben mirarse en silencio, sin hablar, sin gestos. Solo presencia. Cuando el tiempo acaba, el facilitador lanza una temática absurda: “¿Cómo se quieren las nutrias?”, por ejemplo.

Ambos participantes deben hablar al mismo tiempo sobre esa temática, sin escucharse mutuamente. Luego, se reflexiona sobre la importancia de escuchar y cómo un mismo tema puede generar múltiples visiones.

Se puede repetir cambiando de pareja y de tema. Es una excelente forma de fomentar la escucha activa y el respeto por las ideas ajenas.

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